Una nova (o supernova) no es más que una explosión estelar que, en alguno de los casos, es debido a la muerte de una estrella. Justamente se convierte en un fenómeno astronómico impredecible pero muy bello si se tiene la oportunidad de observar. Pero antes de adentrarnos en este concepto, vamos a ver qué entendemos por explosión estelar y cuantos tipos de explosiones hay.
Explosiones estelares
Si miramos al cielo y tenemos suerte, podremos observar que hay algunas estrellas que aumentan su brillo de manera espectacular en muy poco tiempo. Tal es su intensidad que si se trataba de una estrella casi invisible al ojo desnudo de puede observar incluso con más intensidad que el brillo relativo a una galaxia entera.
En algunos casos, este espectáculo puede indicar una cosas bastante dramática: había muerto una estrella (en pasado porque el cielo que vemos es pasado; tal vez la estrella haya muerto hace muchos años atrás y ahora es cuando vemos el aumento de brillo). En efecto, el aumento de la luminosidad está relacionado con una liberación masiva de energía. Y es en función de la cantidad de luminosidad lo que hace que se le designe como nova o supernova, tal y como podemos ver en la siguiente ilustración.
Novas
Una nova se produce por violentas explosiones ocurridas en estrellas de tipo enanas blancas que forma parte de un sistema estelar binario. En esencia, las explosiones se originan debido al fuerte calentamiento de la materia que va cayendo en la enana blanca procedente de su estrella compañera. Tras la explosión, el brillo de la nova disminuye paulatinamente en un periodo aproximado de varias semanas (o incluso meses) hasta volver al brillo que tenía originalmente.
En este caso nuestra enana blanca aún no queda destruida ya que puede seguir absorbiendo materia de la estrella compañera y producir nuevas explosiones. De hecho dentro de esta categoría existen las novas recurrentes, que son aquellas explosiones que se producen en la misma estrella durante varias décadas.
La frecuencia de las novas es "aparentemente frecuente". Se pueden registrar con instrumental adecuado (a veces basta con un telescopio de aficionado) hasta cinco o seis novas al año.
Supernovas
Cuando hablamos de supernovas sí que estamos hablando de la muerte de una estrella [acabamos de ver que las novas no tiene por qué implicar la destrucción de la estrella]. En efecto, tras la explosión de una estrella en forma de supernova, la estrella queda destruida completamente, emitiendo la misma energía que el Sol durante toda su vida. Si nos adentramos en una estrella moribunda en el momento de su explosión veremos que tal es la energía que desprende que se forman todos los elementos pesados del sistema periódico, tales como el oro, la plata o el plomo.
Dentro de esta subcategoría encontramos dos subtipos de explosiones:
- Supernovas de Tipo I. Se producen en sistemas estelares binarios de manera muy parecida a las novas, pero siendo una explosión mucho más intensa que destruye a la estrella.
- Supernova de Tipo II. Se origina cuando la estrella de elevada masa (gigante roja) ha agotado su combustible nuclear.
Al contrario de las novas, hay que tener mucha suerte en esta vida para observar una supernova ya que es un fenómeno muy poco frecuente. De hecho, en los últimos milenios solo se han detectado seis supernovas en nuestra galaxia. Esto no nos puede conducir al error de que no se producen supernovas tan frecuentemente por el Cosmos; ya que fuera de nuestra galaxia se estiman varias supernovas cada año (llamadas supernovas extragalácticas). En este momento conviene recordar que en las supernovas el brillo va disminuyendo paulatinamente hasta desaparecer.
Pero las supernovas no solo son un espectáculo para cualquier observador con suerte. Se sabe que cuando se produce una supernova de Tipo I se puede calcular "fácilmente" la distancia a la galaxia en la que se ha observado conociendo la magnitud absoluta y la magnitud aparente de la explosión.
Contemos ahora una curiosidad para concluir esta entrada. Lo que estás viendo en la imagen de la derecha no es una supernova como tal. De hecho es la Nebulosa del Cangrejo o M1. En el año 1054, unos astrónomos chinos observaron una región del cielo muy brillante en la constelación de Tauro, apreciable incluso por el día. Hoy sabemos que lo que nuestros ancestros vieron fue una supernova en la misma región que la bella Nebulosa del Cangrejo (en Tauro) son los restos de la supernova que vieron hace más de 1.000 años. Esto significa que hace muchos millones de años atrás hubo una estrella supergigante en ese mismo punto en el que hoy tenemos un gran espectáculo para el ojo humano.
Jacob Sierra Díaz y Sigma
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