En la famosa Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein se teorizó sobre la existencia de los agujeros negros. No fue hasta el año 1967 cuando estos cuerpos se empezaron a tomar en serio tras el descubrimiento del primer púlsar. En esencia, un agujero negro es un astro que ejerce una atracción gravitatoria tan potente que ni siquiera la luz podrá escapar de él.
Concepto de agujero negro
Los agujeros negros son objetos que no permiten el escape de ningún tipo de radicación debido a la fuerte atracción gravitatoria que ejercen en el espacio que los rodea. De acuerdo con la teoría de la evolución estelar, se predice que una estrella muy masiva puede convertirse en un agujero negro cuando esta agote todo su combustible interior.
Detección de agujero negro
Un agujero negro no se puede ver a simple vista. Estos astros no emiten radiación electromagnética y es muy difícil detectar sus efectos. Sin embargo, sí que podemos detectar sus efectos gravitatorios sobre los cuerpos más próximos a este, como puedes observar en el flujo de materia de la ilustración superior.
Por lo tanto, la búsqueda de agujeros negros se hace normalmente en sistemas binarios de estrellas; en el que uno de los componentes es visible. La existencia y la masa del agujero negro se pueden deducir del movimiento de la estrella visible. Además, gracias a la Teoría General de la Relatividad, sabemos que la luz se desvía al pasar por las inmediaciones de un objeto masivo (tal y como se observa en la ilustración de la derecha). Explicado de una manera informal y sencilla, cuando la luz se desvía provoca imágenes múltiples de un mismo astro; en lo que llamamos efecto de lente gravitacional. Entonces, cabe pensar que un agujero negro puede provocar este fenómeno.
Agujeros negros gigantes
La gran cantidad de energía emitida por algunas galaxias activas hace que se haya pensado en agujeros negros gigantes para explicar los fenómenos que se producen en ellas, puesto que la materia que cae en un agujero negro emite una gran cantidad inmensa de energía.
Por este motivo, se pronostica que en el centro de nuestra Vía Láctea existe un agujero negro gigante. La masa de estos agujeros negros gigantes puede ser de miles de millones de masas solares, y van aumentando constantemente debido a la masa de las estrellas adyacentes que van cayendo hacia ellos. No obstante, cabe destacar que este tipo de agujeros negros son muy complicados de detectarse porque están rodeados de muchas estrellas.
Jacob Sierra Díaz y Sigma
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