En la década de los 20, Edwin Hubble hizo un descubrimiento que cambió para siempre la historia de la Cosmología. En primer lugar, observó que las galaxias visibles en su telescopio no estaban quietas, se movían. De hecho, había algunas que se estaban alejando a la velocidad de la luz de nosotros. Pero para su sorpresa, descubrió otro hallazgo inquietante: las galaxias no se estaban alejando desordenadamente. Cuanto más lejos están las galaxias unas de otras, más rápidamente se están distanciando.
Bajo esta realidad, si tomamos una fotografía de un trío de galaxias y dibujamos un triángulo; con el paso del tiempo, el triángulo crecerá sin que este cambie su forma. Con esto, es obvio pensar en que el Universo se halla en expansión.
Entonces, si el Universo tiene una transformación significa que hubo un origen y... ¡que el Universo tiene una edad! En efecto, podemos estimar la edad de nuestro Universo de varias maneras. Una de las "más sencillas" es la de medir la distancia y la velocidad de desplazamiento de las galaxias. Observando una galaxia y realizando un "sencillo" cálculo podemos estimar que el punto en el que están ahora dicha galaxia es de 14.000 millones de años. Por lo tanto, el Cosmos deberá tener aproximadamente esa edad.
Otra forma de estimación es a través del cálculo de edades de los astros. Un astro no puede ser mayor de edad que el propio Universo. Por lo tanto, se deben buscar los astros más antiguos. De esta forma, se sabe que hay astros de aproximadamente 13.000 millones de años. Entonces, el Universo no puede tener una edad menor a 13.000 millones de años. En la actualidad, el análisis de radiactividad nos permite (de una manera imprecisa) saber que ningún elemento conocido es más antiguo de ese momento. Todos estos métodos, permiten triangular y aproximarse a una fecha exacta del nacimiento del Universo.
Hoy en día estimamos con un 2% de margen de error una edad del universo de 13.700 millones de años.
Fuente bibliográfica
- Reeves, H., (2022). Crónicas de los átomos y de las galaxias. Alianza editorial.
Jacob Sierra Díaz y Sigma
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