Con las observaciones de Hubble sabemos que el Universo está en expansión. Por lo tanto, no sería descabellado pensar que hace millones de años el Universo estaba contraído en un punto concreto. Precisamente, la teoría del Big Bang sugiere que el Universo que conocemos hoy procedió de una gran explosión. Pero, ¿qué tan de real es esta idea?
Está claro que la mejor representación del origen del Universo puede que sea una explosión. Sin embargo, para provocar cualquier explosión, la Física clásica nos demuestra que se necesita un dispositivo explosivo. Pensemos, por ejemplo, en una bomba con un determinado volumen. Cuando se detona la bomba, de dicho volumen salen despedidas materias explosivas a una elevada temperatura, propagándose violentamente por el espacio circundante (con efectos catastróficos a las personas o cosas que se encuentren ahí).
El problema está cuando llevamos esta idea de bomba al Universo. En el Universo no hay superficie (está por todos los lados y no se puede hablar de un espacio lleno de explosivo y otro vacío). El Universo no es más que un espacio en el que la materia cósmica está en expansión uniforme, por todas las partes al mismo tiempo (Reeves, 2022). Entonces, la explosión del Big Bang se debe pensar como si cada punto del espacio entrase a la vez en explosión.
- Históricamente hablando, por el año 1930, Georges Henri Lemaître formuló la teoría del átomo primitivo, apuntando una "explosión" como posible origen de nuestro Universo. Más tarde, en el año 1948, el físico ruso-estadounidense Geroge Gamow denominó Big Bang a esa gran explosión.
Pero más que detenernos en la idea de cómo fue el Big Bang, conviene recordar que el Universo se está enfriando. En concreto, las teorías de Einstein afirman que el movimiento de expansión global del Universo trae consigo un enfriamiento del mismo. Es decir, a medida que se expande, se está enfriando y seguramente, acercándose a su fin.
Fuente bibliográfica
- Reeves, H., (2022). Crónicas de los átomos y de las galaxias. Alianza editorial.
Jacob Sierra Díaz y Sigma
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