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viernes, 25 de octubre de 2019

Galileo a examen: inexactitudes históricas del genio

Hace varias décadas en los libros de texto de la asignatura de Ciencias Naturales de Educación Secundaria Obligatoria en España (y seguramente en el resto de países) se pueden apreciar ciertas inexactitudes en temas relacionados con las Ciencias y la Historia de la Astronomía. Estas inexactitudes pueden ocasionar una distorsión de la realidad científica, que si no es tan grave como puede parecer, no responde a la verdad histórico-científica de la humanidad.

En el año 2009, Pérez-Rodríguez, Álvarez-Lires y Serradle-Marzoa publicaron un artículo sobre el análisis de las inexactitudes histórico-científicas detectadas en varios libros de textos usados en Primero de Educación Secundaria Obligatoria (1º ESO; España) para la asignatura de Ciencias Naturales del año 2002. El artículo es de acceso abierto y en el Anexo I se recoge el listado completo de los nueve libros que analizaron.


Uno de los temas más conflictivos que los autores identificaron en su investigación fue la atribución de ciertos descubrimientos o invenciones a Galileo (1564 - 1642). Es precisamente aquí donde nos encontramos con uno de los astromitos más populares:
  • Galileo no fue quien inventó el telescopio. Sin bien es cierto que Galileo dedicó bastante tiempo a mejorarlo, su invención data del año 1608 (un año antes de que Galileo supiese de su existencia). En 25 de agosto de 1609 Galileo presentó un telescopio morado de 1,27 metros de largo con una lente convexa en la parte delantera y una lente cóncava en el ocular. Entonces, sí que es cierto que a día de hoy tenemos telescopios mucho más potentes gracias a las innovaciones de Galileo.



En base a este primer astromito surgen otras ideas falsas como que Galileo fue la primera persona que empleó este aparato óptico para fines astronómicos (North, 2001).
  • En 1608 se indicaba que el telescopio podía revelar estrellas que eran invisibles al ojo desnudo. Además, se tiene constancia que Thomas Harriot (1560-1621) ya realizaba estudios rigurosos sobre el cielo años antes que el genio italiano. Recordemos que Galileo observó por primera vez estos satélites el 7 de enero de 1610 y en un principio él pensaba que se trataban de estrellas. Sin embargo, realizando observaciones diarias, se dio cuenta que estas "estrellas" se movían pero no se alejaban de Júpiter. Galileo los llamó "Planetas Medicianos" (I, II, III y IV) en honor a la Familia Medici.


Por otro lugar, en varios libros de texto se señala que Galileo fue la primera persona en observar los satélites más grandes de Júpiter. De ahí que se les conozca como satélites galileanos. Sin embargo, según se releva en la investigación de Pérez-Rodríguez et al. (2009), no está del todo claro si ya Simon Marius (1573 - 1624) los observó antes que Galileo.
  • Las verdad en este punto no está clara, ya que se tiene constancia que Simon Marius publicó sus observaciones después de las de Galileo. Por ese motivo, más allá de este pequeño apunte histórico, la mayoría de los historiadores e investigadores dan como válida la primera observación de los satélites (con un telescopio mejorado) a Galileo.

  • Pero también es cierto que a Simon Marius le debemos el nombre actual de los satélites galieleanos por un poema de 1614: 
"Júpiter es mucho más culpado por los poetas debido a sus irregulares amores. Tres doncellas son mencionadas especialmente por haber sido cortejadas clandestinamente por Júpiter de forma exitosa: Ío, hija del Río, Calisto de Lycaon, Europa de Agenor. Luego fue Gamínedes, el guapo hijo del Rey Tras, a quien Júpiter, habiendo tomado la forma de un águila, transportó en su lomo hasta los cielos, tal y como los poetas narran de una forma fabulosa".

Aquí podemos observar un poco de "justicia poética". Si bien, podemos reconocer el mérito de observación de los satélites a Galileo, fue Marius quien les dio los nombres actuales. Así... ¡todos contentos! 



Fuentes bibliográficas

  • North, J. (2001). Historia Fontana de la Astronomía y la Cosmología. Fondo de Cultura Económica.
  • Pérez-Rodríguez, U., Álvarez-Lires, M., & Serradle-Marzoa, J. F. (2009). Los errores de los libros de texto de Primer Curso de ESO sobre la evaluación histórica del conocimiento del universoInvestigación Didáctica, 27(1), 109-120.


Jacob Sierra Díaz y Altair
Sección de Ciencias del Universo

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