A pesar de que los domingos y fiestas tales como la Navidad, no se pueden hacer funerales (puesto que son días de alegría), los cuatro hombres iban a enterrar a su amigo en el cementerio de la iglesia; por lo tanto el quinto, que no se movió, es el fallecido que iba dentro del ataúd y por supuesto, este no se mojó.
Este es un acertijo enunciado por primera vez en Alemania en el año 1700. Ha sido extraído del libro: "Enigmas y Juegos de Ingenio para Romperte la Cabeza" de Tim Dedopulus, traducido por Emilio Muñiz
Jacob Sierra Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario