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jueves, 2 de agosto de 2018

La Carabela Portuguesa

La Physalia Physalis, Carabela Portuguesa o Fragata Portuguesa es una medusa* que puede provocar la muerte a un niño, anciano o persona débil por su picadura. Es sin duda una de las medusas* más peligrosas de las costas españolas y portuguesas.


Como te has podido dar cuenta, la palabra medusa va con un asterisco. Esto es debido a que esta especie no es como tal una medusa, sino un hidrozoo del grupo de los sinóforos formado por una colonia de pólipos (Vera, Kolbbach, Soledad, Vera y Pedro, 2004).



Este pequeño "bicho" tiene un diámetro de aproximadamente 10 centímetros, observando en cada centímetro cuadrado de sus tentáculos más de un millón de elementos urticantes. Este hidrozoo se puede apreciar a simple vista en la superficie del mar, ya que tiene una creta o "vela" que le ayuda a desplazarse con el viento. Durante las tempestades marinas se suele sumergir de 5 a 3 metros de profundidad.




Hay que decir que la picadura de cualquier medusa o célula urticante es un mecanismo de defensa automático que la medusa no la activa por sí misma, sino que se activa cuando la célula detecta un cuerpo acercarse.



¿Qué hacer en caso de picadura? Básicamente:
  • Neutralizar el veneno mediante aplicación continua de hielo (con bolsas de plástico) o mediante agua marina en la zona de la picadura (Míriam-Ramírez, Villena-Zálvez, Marín-Jara y La Orden, 2010).
    • Se desaconseja el uso de agua dulce, ya que eso potencia la absorción del veneno. Es preferible usar suero que vinagre o agua dulce (Míriam-Ramírez, et al., 2010).
    • Si hay algún tentáculo en el cuerpo, quitarlo con pinzas. Nunca se debe tocar con la mano ni con guantes.

  • Aplicar una crema especial o espuma de hidrocortisona al 1%. También se puede aplicar bicarbonato de sodio o lidocaína.

  • Acudir al médico si la picadura empeora o no se observa mejoría.


Para mayor información, en el siguiente enlace podrás descargar un artículo científico de tres páginas en las que se relata un ejemplo sencillo de tratamiento ante una picadura por Carabela Portuguesa. Para facilitar su lectura, se ha subrayado con tinta amarilla las partes más importantes del mismo.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (APA, 6º edición)
  • Martínez-Ramírez, M., Villena-Zálvez, M. E., Marín-Jara, I., y La Orden, J. M. (2010). Picadura por Carabela Portuguesa, una "medusa" algo especial. Rev. Clín. Med. Fam. 3(2), 143-145.
  • Vera, C., Kolbach, M., Zegpi, M. S., Vera, F., & Lonza, J. P. (2004). Picaduras de medusas: actualización. Revista médica de Chile, 132(2), 233-241.

Jacob Sierra Díaz

sábado, 18 de febrero de 2017

Un tesoro en el mar: Los pecios

Con la llegada del hombre al mundo siempre ha existido una continua transformación del mismo; bien de forma positiva o bien de forma negativa. Los fondos marinos y oceánicos no son una excepción. La huella del hombre también llega al fondo del mar y por ende, en algunos casos al olvido.
 


El pecio [en inglés shipwreck] es un resto de maquinaria (ya sea una nave o cualquier otro aparato) hecha por el hombre que se encuentra en el fondo del mar [debido a que se ha hundido].
  • La palabra procede de la latina pecia (o petia) que significa pieza rota.
 
No es necesario recordar que las causas de hundimientos de barcos o de cualquier otro tipo de transporte motorizado pueden ser tanto por causas naturales (tormentas, huracanes...) como por causas humanas (guerras, torpedos, minas, errores de construcción...). Los pecios suelen ser mucho más frecuentes en épocas de guerras (y más si la guerra se disputa en el mar). Cualquier guerra deja en nuestros océanos o mares tesoros que tiempo atrás fueron iconos del país al que representaban (por ejemplo el Bismarck).
 
 
 
Gracias a la investigación de los pecios, que normalmente se hacen con robots submarinos debido a la presión, podemos comprender la historia de la pieza: cómo se hundió, qué transportaba, quién se quedó en el barco, qué ruta hacía y muchas otras más preguntas que puedan surgir.
 
 
 
 
Según la UNESCO en el 2012 «un pecio no solo es un cargamento, sino también los restos de un navío, de su tripulación, de sus pasajeros y de las vidas de los mismos». Tal y como hemos dicho anteriormente, los pecios aporten información relevante de la actividad humana en un entorno geográfico e histórico determinado por lo que los pecios debe ser considerado, por tanto, en un contexto arqueológico subacuático.
 
Resumiendo, un pecios puede constituir un yacimiento arqueológico importante si se declara patrimonio cultural subacuático, ya que permite el estudio del propio pecio (de qué material se construyó) así como su contexto.
 
 
 
Por lo tanto tenemos que tener en cuenta varias cosas cuando hablamos de pecios:
  • Un pecio no es solo un barco hundido, ya sea una parte o todo el barco. Como hemos visto, también existen pecios de coches, cazas, cápsulas espaciales...
 
  • Un pecio no tiene por qué estar en el fondo del mar. En el caso del SS America, el la nave naufragada está en la isla de Fuerteventura. Actualmente ya está muy deteriorado, pero en 2004 era un espectáculo observable desde la isla. Otros ejemplos los vemos en los típicos barcos ubicados en desiertos arenosos o en tierra firmes o aquellos que se han encallado. [La imagen inferior es del SS America en el año 2003].
 
  • La exploración con personas de pecio resulta muy peligrosa. Es mejor usar robots submarinos.
 
  • No siempre es fácil encontrar los restos de un aparato o buque, ya que las corrientes marinas los puede desplazar muchos kilómetros más allá de donde hayan caído o naufragado.
 
 
 
Vamos a concluir con una reflexión. Un pecio es un ejemplo de cómo la naturaleza adapta nuestras cosas y como poco a poco pasa a formar parte del reino del fondo del mar.
 
Como no puede faltar de otro modo, vamos a despedir esta entrada con el pecio más famoso del mundo: El Titanic.
 
 
 
Jacob Sierra Díaz
 

lunes, 13 de febrero de 2017

Todo sobre las belugas

Las belugas (Delphinapterusleucas) son mamíferos marinos pertenecientes al orden de los odontocetos, esto es; cetáceos dotados de dientes.
 
 
  • Pueden llegar a medir 5 metros y pesar 1.500 kg.
  • Su nombre viene del ruso. Este significa blancoMencionado color les proporciona un correcto mimetismo entre los paisajes árticos.
  • Aunque a las belugas se las conoce como ballenas blancas, tenemos que tener en cuenta que no son denominación no son verdaderas ballenas. Estos mamíferos están más emparentadas con los delfines y con los narvales que con las ballenas.
 
 
 
 
Las belugas viven en zonas árticas de América del Norte, Rusia y Groenlandia. La mayoría de los grupos de belugas se mueven desde el océano a zonas costeras, debido a la congelación y descongelación del hielo marino. No es difícil encontrar belugas en ríos y estuarios, ya que ahí la temperatura del agua es más alta y la salinidad es menor que la del océano. Citadas condiciones ambientales desencadenan una muda de las capas superiores de la piel de estos animales.
 
 
Al nacer, las belugas son de color marrón o gris azulado. Con la edad van adquiriendo un color cada vez mas claro hasta llegar a ser blancas cuando alcanzan los 7 o los 9 años (como máximo).
 
 
 
Suelen moverse en grupos no muy numerosos de aproximadamente 5 o 20 individuos. Sin embargo, es posible que se concentren más de un millar en los estuarios y ríos para alimentarse en verano.
 
Estos mamíferos no temen a las aguas poco profundas. En caso de vararse, se limitan a esperar a que suba la marea.  Están acostumbradas a nadar con lentitud. Se desplazan con un movimiento ondulante suave. Además, pasan mucho tiempo cerca de la superficie. Hacen inmersiones cortas y de poca profundidad, aunque se han rastreado por radio a belugas que se han sumergido hasta 300 metros de profundidad.
 
 
 
Las belugas tienen una dieta variada a base de pescado como el capellán, salmón joven, bacalao, arenque y lenguado; así como moluscos, crustáceos y cefalópodos. Para la búsqueda de comida, exploran la parte inferior del hielo marino. Pueden sumergirse profundamente para hallar alimento (incluso se han registrado inmersiones que alcanzan los 1.000 metros).
 
Localizan la comida empleando la ecolocalización. Ésta consiste en la emisión de ultrasonidos dirigidos desde su melón hacia un objeto o animal determinado. Al chocar con dicho objeto, los sonidos se reflejan en forma de eco y son recogidos por su mandíbula inferior. El sonido se transmite hasta el oído interno, donde se envía la información al cerebro, y éste construye una imagen casi perfecta de la silueta del objeto y de la distancia a la que se encuentra.
 
 
 
Estos mamíferos utilizan sonidos de alta frecuencia para su comunicación. Estos son tan agudos como los de algunas aves. Por eso a las belugas también se les conoce como los canarios de mar. Obviamente no poseen cuerdas vocales para emitir los sonidos. Estas emplean el aire en movimiento entre los sacos nasales en la región del espiráculo para emitirlos. Tienen un completo repertorio de hasta once tipos de gorjeos, gorgoritos, chasquidos, chillidos y risas que pueden ser oídos dentro y fuera del agua, e incluso a través del casco de los barcos.
 
Las hembras alcanzan la madurez sexual hacia los cinco años y los machos a los ocho o nueve años. Se reproducen aproximadamente cada tres años, con un período de gestación de catorce meses y una lactancia de veinte meses, midiendo en el momento del nacimiento alrededor 1,5 metros.
Las belugas no tienen aleta dorsal. Esto es debido a la adaptación al ecosistema en el que viven: el océano Glacial Ártico (Polo Norte). Si tuvieran aleta dorsal, ésta les estorbaría al nadar bajo las placas de hielo. En su lugar, poseen una giba o joroba que es el vestigio de la aleta dorsal y que utilizan para romper el hielo (cuando no tiene mucho grosor) para poder asomar el espiráculo a la superficie y respirar.
 
 
Los osos polares y las orcas son sus peores enemigos. Son sus depredadores. A  esto hay que sumarle la contaminación de las aguas con vertidos tóxicos, la contaminación acústica por parte de las embarcaciones, así como algunos patógenos.
 
 
Las belugas están incluidas en la clasificación CITES desde 1973 como especie amenazada. En 2008 fue incluida en la Lista Roja de la UICN como especie casi amenazada.
 
 
 
En España, uno de los lugares para ver a estos increíbles animales es el Oceanogàfic de Valencia. Pincha sobre la imagen inferior para acceder a su página web.
 
L' Oceanogràfic
 
 
 
Bibliografía
 
Oceanografic Valencia. Animales árticos; las belugas [en línea]. Disponible en web: https://www.oceanografic.org/animales [Consulta: 12 de febrero de 2017].
 
 
 
Jacob Sierra Díaz y L' Oceanografic