El primer contacto que la humanidad tuvo con los Púlsares fue en noviembre de 1967. En aquella época, una estudiante de doctorado en Astrofísica llamada Jocelyn Bell, junto con su director de tesis (el Dr. Anthony Hewish), se quedaron perplejos al observar un gráfico de una señal de radio.
Se trataba de un pulso regular de radio de exactamente 1,33 segundo de intervalo. Tan regulares eran las señales que ambos pensaron que la explicación más plausible era una señal procedente de una civilización extraterrestre. Por lo que usaron el término "LGM" que venía a decir "Little Green Men" (en español "hombrecillos verdes") para llamar al efecto tan extraño y regular. Lo increíble de "la teoría LGM" es que siguió vigente hasta que fue descubierta una nueva señal regular de radio en otro lugar distinto del Universo.
Pues bien, lo que Bell y Hewish descubrieron, no fue una civilización que estaba enviando señales. Más bien ambos captaron por primera vez una estrella de neutrones, también conocida como púlsar.
- Dato importante. En esencia, una estrella de neutrones o púlsar tiene un intenso campo magnético, que origina que se arranquen electrones de la superficie de la estrella. A medida que los electrones se alejan de los polos magnéticos de la estrella de neutrones, se acelera hasta alcanzar velocidades muy altas y emitir esas ondas de radio que se captaron. La rotación de la estrella de neutrones es la que produce la pulsación regular de la señal.
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